lunes, 31 de julio de 2017

el padre sol




Entre los mundos que forman la Vía Láctea, estaba el padre Sol con sus hijos. Se dedicaba a la difícil tarea de educarlos, porque el Sol es un buen padre.
—Yo –les decía– los amo tanto que mi único afán es darles luz y calor.
Sus ocho hijos retozaban girándole alrededor, platicaban y discutían entre sí como hacen todos los hermanos.
—Soy el consentido de papá –dijo Mercurio, muy ufano–, por eso me tiene muy cerca de él. El travieso Marte se entretenía en hacer caras y gestos a los gemelos, Neptuno y Urano, quienes sin hacerle caso se divertían jugando al futbol con sus satélites, en tanto el padre Sol sonreía viendo gozar a sus pequeños.
En vanidad, compiten tres: júpiter presume de ser el más fuerte, Saturno de elegante, y Venus, de ser hermosa. Con voz de trueno Júpiter decía:
—Soy el mayor, y el segundo en autoridad después de nuestro padre. Soy tan fuerte e importante que para los antiguos fui uno de sus principales dioses. Así que todos deben obedecerme.
Y con amor lo reprendió el padre Sol:
—Si deseas tener autoridad y hacer valer tu fuerza tienes primero que ser justo y mostrar inteligencia, generosidad y sentido común. Esfuérzate en tener razón al hablar y ésa será tu mayor fuerza.